MURIÓ LA PRISA CON EL
CORONAVIRUS.
El coronavirus frenó la
prisa
Ya no hay prisa para
acostarse.
No hay prisa para
levantarse.
No hay prisa para
vestirse.
No hay prisa para el
comer.
No hay prisa para llevar los
niños a la escuela.
Los carros ya no ruedan como
antes.
Solo usamos las pijamas y ropas
cómodas.
El dinero ahora no tiene el
mismo valor.
Las joyas ni las volteamos a
ver.
Tal vez íbamos muy rápido, muy
acelerados.
Ahora tenemos todo el tiempo
para usarlo a nuestro modo.
Hoy estás en casa con lo básico
y con los tuyos.
Que estamos aprendiendo?.
El coronavirus nos está
enseñando la importancia de
respirar conscientemente y la importancia del oxígeno.
Esta pandemia le recuerda
una vez más al mundo
la importancia de la limpieza
personal y lavados de manos.
Con la pandemia ahora si estamos limpiando y
desinfectando
hogares, oficinas, instalaciones médicas
y
espacios públicos.
Se unió la cuarentena con
el coronavirus para decirnos
que no necesitamos un templo para
orar a Dios.
La Madre Tierra ha
sometido, unido y paralizado
a la humanidad para
reorganizarla.
Como si unas leyes
universales buscarán
mayor armonía entre el medio
ambiente y sus habitantes.
Descubrimos el valor del
personal médico,
y que las armas no curan
a nuestros
padres y abuelos.
Que nuestros niños
se están
sálvanos para crear un mundo mejor.
Todos los que están partiendo
por esta Pandemia son
las víctimas inocentes de este “enemigo
invisible”,
De que esta Pandemia
ya no importa de dónde salió.
Solo vemos que es muy real
y cruel.
Nos toca cuidarnos y aislarnos
para protegernos
a nosotros y así poner nuestro
grano de arena
para reducir la propagación del
Coronavirus.
Somos la generación que está
viviendo esta
pandemia y rogamos a Dios poder contarla.
Guardemos la cuarentena,
quedémonos en casa.
Finalmente
vamos a derrotar coronavirus.
Esperamos
tener un mundo mejor
y haber
aprendido la lección!